Los niños a veces, fuerzan mucho la vista teniendo en cuenta el desgaste que implica estudiar. Por ello, se debe cuidar la visión desde la más tierna infancia, no sólo con visitas regulares al oculista sino también, con prácticas saludables.
Por ejemplo, los niños que utilizan gafas, deben estar sentados en clase en la parte delantera y no atrás del todo, para poder ver mejor la pizarra sin hacer grandes esfuerzos.
Por otra parte, los niños, al estudiar en casa, siempre deben hacerlo con una buena iluminación. Lo ideal siempre es poder hacer uso de la luz natural, por ello, nada como tener la mesa de estudios colocada junto a una gran ventana. Sin embargo, en invierno oscurece pronto, por ello, se debe hacer uso de luz artificial. En ese caso, además de la lámpara de la habitación, puede ser una buena solución la de tener un flexo sobre la mesa.
Por otro lado, la postura que se adopta al estudiar también es determinante. Se debe corregir al niño la costumbre de leer el folio desde muy cerca. La espalda debe de estar recta y colocada sobre el respaldo de la silla. En caso de hacer fotocopias de un libro, entonces, existe la posibilidad de fotocopiar el texto con el tamaño de la letra ampliado. Esta opción aporta comodidad en la lectura.
Por otra parte, se deben respetar los descansos en el estudio de tal forma que la mente y la vista puedan relajarse de una forma positiva.
Tampoco es adecuado trabajar en el ordenador teniendo la vista muy cerca de la pantalla. Por supuesto, el especialista aconsejará a cada niño técnicas eficaces para cuidar bien de su vista.
Algunos peques, por ejemplo, sólo utilizan gafas para estudiar pero no las necesitan el resto del tiempo. La vista es uno de los sentidos más importantes del ser humano.
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