Síndrome de la Bella Durmiente o de Kleine-Levin. Se conoce también como hipersomnia y si en el célebre cuento que los hermanos Grimm recopilaron la protagonista se pasó cien años dormida, en la vida real quien la padece llega a dormir hasta un mínimo de dieciocho horas. Se conoce un caso de una joven llamada de Pennsylvania llamada Nicole Delien y que sufrió esta alteración neurológica tras la cual se pasó diecisiete años dormida, en una ocasión durmió hasta 64 días seguidos.
El síndrome de Stendhal. En este caso se trata de un síndrome literario que no pertenece a un personaje de ficción sino a un escritor. El síndrome Stendhal se llama así en honor al literato frances Stendhal que sufrió una serie de mareos, vértigo y nerviosismo al no ser capaz de soportar tanta belleza artística cuando viajaba por Italia.
Síndrome de Ana Karenina. Anna Karenina era una mujer de la alta sociedad que disfrutaba de una vida tranquila y sin grandes problemas junto a su marido y su hijo hasta que se enamoró de un militar por el que lo abandonó todo hasta terminar lanzándose a las vías del tren. Los diagnosticados con esta patología presentan una obsesión enfermiza y destructiva hacia otra persona.
Síndrome de Madame Bovary. El bovarismo es un estado de
insatisfacción crónica en el plano afectivo y social que se debe al
contrastar las ilusiones que uno se crea con la realidad que le rodea.
Síndrome de Huckleberry Finn. Huck era el inseparable
amigo de Tom Sawyer que llegó a protagonizar un libro que narraba sus
aventuras. Pasó a ser un personaje secundario a protagonizar un libro y
además da nombre a un síndrome psicológico caracterizado por la
incapacidad de tomar decisiones y la negativa a asumir cualquier
responsabilidad y en la edad adulta que está relacionado con la baja
autoestima y el rechazo a la autoridad paterna, recordemos que el padre
de Huck era un alcohólico que le maltrataba a él a su madre.
Síndrome de Alicia. La niña que persiguiendo a un
conejo viajó hasta otro mundo desconocido podía cambiar de tamaño tras
beber de un frasco o comer un pastel y luego conseguía volver a su
estado original, cosa que no ocurre con los aquejados del síndrome que
lleva su nombre. Las personas que padecen este trastorno ven alterada la
forma, el tamaño e inclusión la ubicación espacial de los objetos y
también se sienten más grandes o pequeños de lo que son en realidad.
Síndrome de Otelo. O celos patológicos donde la obsesión por la posible infidelidad de la pareja traspasa toda lógica y evidencia de lo contrario. En la ficción, Otelo mató a su mujer Desdémona porque estaba convencido que le era infiel, cosa que no sucedía en realidad.
Síndrome de Peter Pan. El niño que habitaba el País de Nunca Jamás y se pasaba el tiempo jugando se negó a crecer. Este síndrome se presenta en personas inmaduras que se resiste a crecer y a les que les gustaría disfrutar sin afrontar responsabilidades como el trabajo, los estudios y la vida en pareja.
Síndrome de Wendy. La niña que contaba cuentos a Peter Pan y a los niños perdidos y que no pudo evitar crecer, a pesar de las súplicas de Peter Pan, era protectora y maternal en exceso y por eso este síndrome se caracteriza por una obsesión de satisfacer a los otros por miedo al rechazo y al abandono.
Síndrome de Dorian Gray. En el libro, el joven Dorian vendió su alma al diablo a cambio de no envejecer jamás. Aunque el síndrome no se ha llegado a aceptar como tal, sí que se admite como trastorno caracterizado por la obsesión hacia los supuestos defectos físicos y el envejecimiento.
Síndrome de Munchausen. El personaje está inspirado en una persona real que fue oficial de caballería de origen alemán con gran capacidad de invención. Las personas que padecen este síndrome se autolesionan para convencer al resto que están enfermas y así conseguir su atención.
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